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Diferentes tipos de sal. ¿Cuántos hay?

Diferentes tipos de sal

La sal es un ingrediente muy importante en nuestras comidas, ya que es el potenciador de sabor más usado en el mundo.

Tiene sus orígenes en China, en la época del emperador Huanghi (año 2670 A.C), en una zona de montañas y lagos salados. Cuando el sol evaporaba el agua de los lagos, quedaban unos pequeños cristales de sal que la población china se dedicaba a recolectar. A lo largo de la historia, también lo usaron los hebreos para realizar sacrificios u ofrendas.

Pero sin duda, es en la época romana donde podemos dar un verdadero sentido al concepto de sal, pues los romanos lo entregaban como “salario” por su jornada de trabajo.

La sal común o cloruro de sodio se consigue de diversas formas, la más popular es por evaporación del agua, dando lugar a la sal marina o de manantial. También se obtiene mediante la extracción de la roca halita o a partir de las gramíneas.

Los diferentes tipos de sal

Existen muchos tipos de sal, más allá de la sal de mesa, cada una perfecta para unos alimentos o unas funciones concretas.

La sal común o de mesa

Se extrae de las minas y depósitos de sal y se usa para sazonar todo tipo de comidas, como las sopas, guisos, ensaladas o salsas.

Sal marina

Se obtiene por la evaporación del agua del mar en las salinas. Proporciona mayor sabor que la sal común y es perfecta para las carnes y los pescados.

Sal negra

Se trata de una sal no refinada con un fuerte sabor causado por el azufre. Se utiliza en las dietas détox.

Sal gorda

Se trata de la sal marina que se envasa dejando una textura con escamas grandes. Se suele utilizar para hornear carnes y pescados.

Sal del Himalaya

Es un tipo de sal de roca de gran pureza,de color rosado y con gran contenido en hierro, que procede de las minas de sal de las montañas de Pakistán.

Sal kosher

Es un tipo de sal pura que se procesa menos que la sal de mina y no contiene aditivos. Se utiliza para absorber la sangre de la carne en las comidas judías.

¿Es buena o mala la sal?

La sal no tiene muy buena prensa y con razón. Un exceso de sal es perjudicial para la salud del hígado, el corazón, los riñones o el sistema inmunitario. Si consumimos mucha sal, nuestro cuerpo querrá deshacerse del sodio que le sobra y esto se realiza a través de la orina. Del mismo modo perderemos calcio, aumentando la probabilidad de sufrir daño en los huesos o fracturas. Entre los problemas que convella una alimentación con exceso de sal están los siguientes:

  • - Retención de líquidos

  • - Aumento de peso

  • - Problemas cardiovasculares

  • - Dolor de cabeza constante

  • - Cálculos renales

  • - Hipertensión arterial

  • - Trastornos del sueño

Está muy extendida la creencia de que la sal engorda, pero lo cierto es que no es así. Lo que sí produce es retención de líquidos, porque se aumenta la cantidad de sodio en nuestro cuerpo y el riñón retiene más agua.

El consumo excesivo de sal también fomenta la aparición de tumores y cáncer de estómago. Por lo tanto, es muy importante moderar el consumo de sal en las comidas.

Sin embargo, también es cierto que un consumo moderado de sal nos aporta beneficios para la salud:

  • - Favorece una correcta digestión

  • - Es fundamental para el funcionamiento de nuestro sistema nervioso

  • - Aporta minerales esenciales

  • - Previene las enfermedades neurodegenerativas

  • - Favorece el sistema inmunológico

  • - Reduce los calambres musculares

  • - Produce un efecto antiinflamatorio

  • - Regula los niveles de azúcar en sangre

  • - Mejora la circulación

  • - Favorece la expulsión de las toxinas de nuestro organismo

¿Cuál es la cantidad de sal recomendada?

Esta es la clave, no pasarnos de la cantidad diaria recomendada, que, según la OMS, no debe de exceder de los 5 gramos al día. Tenemos que tener en cuenta que dentro de estos 5 gramos de sal máximos al día también se debe contar con la sal que encontramos dentro de algunos alimentos, no solo la añadida.

¡Sigue la recomendación y no te excedas de los 5 gramos de sal al día!