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¿Para qué sirve la equinácea?

¿Para qué sirve la equinácea?

La equinácea es un potente cicatrizante, utilizado también para la prevención y el tratamiento del resfriado. Descubre para qué sirve la equinácea aquí.

La equinácea es una planta alta (llega a un metro de altura) originaria de Estados Unidos, donde los nativos americanos la usaban con fines medicinales, para curar heridas y mejorar las defensas. Se trata de una planta perenne que aguanta bien las sequías, por lo que crece bien en las llanuras, praderas y colinas secas del país.

Esta planta genera unas flores violetas similares a las margaritas, con un disco central (flósculo) que almacena el polen y unos pétalos (lígulas) finos y alargados que le dan su característico color. Su nombre procede precisamente del aspecto espinoso de ese disco central, ya que en griego echino significa espinoso. 

En el siglo XX se introdujo en Europa y comenzó a usarse, no solo como planta ornamental, sino como remedio natural. Aunque hay hasta 23 tipos de equinácea diferentes, solo diez son aptos para el consumo humano. De ellos, las tres especies más comunes en fitoterapia son la Angustifolia, la Pallida y la Purpúrea, siendo esta última la más efectiva.

La planta de equinacea es rica en hierro, sodio, calcio y magnesio, vitamina C, vitaminas del grupo B, riboflavinas y betacarotenos. En cada una de sus partes, flores, raíces y tallos, destacan unos u otros nutrientes, pero toda la planta puede aprovecharse con fines terapéuticos.

Propiedades de la equinácea

  1. Acorta el catarro

¿Reconoces esa frase popular “los resfriados duran una semana con medicamentos o siete días sin ellos”? Pues los que la acuñaron no tuvieron en cuenta el poder de la equinácea, porque esta planta no solo los previene sino que reduce sus síntomas y su duración. El extracto de equinácea, como el usado en este jarabe para el catarro, desinflama la garganta, reduce la tos, baja la fiebre y disminuye la mucosidad. 

  1. Previene las infecciones 

El ácido cafeico presente en la equinácea estimula la fagocitosis, es decir, el ataque de nuestras defensas a los elementos extraños que se introducen en nuestro organismo, como las bacterias y los virus. Así, no solo previene las infecciones respiratorios como los resfriados, la faringitis, la bronquitis o la sinusitis, sino que también ataca a los virus que provocan la cistitis, las infecciones genitales, la gingivitis, periodontitis o la infección de oído.

  1. Refuerza las defensas

Precisamente, después de haber salido de un proceso gripal, de una convalecencia o de haber estado tomando antibióticos, nuestro cuerpo se queda muy bajo de defensas. En este momento también nos será útil la equinácea porque sus betacarotenos, unos potentes antioxidantes, actúan protegiendo a las células de los radicales libres y de las agresiones víricas.

  1. Sirve como cicatrizante de heridas

Gracias a su poder antiinflamatorio y a su capacidad de restaurar la barrera de grasa en la capa superficial de la piel, la equinácea también puede ser usada de forma tópica para cicatrizar heridas. También puede usarse con estos mismos fines para tratar afecciones de la piel, como la dermatitis atópica, la psoriasis, los herpes, e incluso picaduras o hemorroides. También el cutis puede beneficiarse de sus propiedades y aplicarse como tratamiento para el acné leve.

Contraindicaciones de la equinácea

Como es habitual con todo tipo de hierbas y remedios naturales, se desaconseja su uso en menores y durante el embarazo y la lactancia. 

También debería evitarse tomar equinácea si se padece alguna enfermedad autoinmune ya que, como esta planta contribuye a aumentar las defensas, en las personas que sufren estas afecciones podría derivar en una aceleración de la enfermedad.

Por otra parte, si consumimos café a la vez que equinácea, hay que tener en cuenta que nuestro organismo tardará más tiempo en descomponer la cafeína por completo y su efecto durará más.

Más allá de esto, la equinácea es una planta muy segura que deberías tener en tu despensa para preparar a tu organismo para la llegada de los meses más fríos del año. ¿Están ya tus defensas listas para el invierno?