¿Es un cacahuete una legumbre o un fruto seco?
Siempre los hemos visto en el estante de los frutos secos y, quizá por eso, pensamos que lo son. También porque vienen las mezclas de surtidos junto con almendras o avellanas. O puede que porque los fabriquen muchas marcas que se dedican a los frutos secos. Pero el caso es que el cacahuete no es un fruto seco, sino una legumbre.
Este alimento pertenece a la misma familia que los guisantes o las lentejas, a pesar de tener unas proteínas muy similares a las de otros frutos secos con cáscara, como los pistachos o las nueces. Su riqueza en sales minerales, vitaminas, proteínas, fibra, o su bajo porcentaje en agua, le hacen pasar desapercibido. Y, a la hora de cocinarlo, no requiere remojo ni un largo rato de cocción, como sí ocurre con la mayoría de las legumbres.
Sin embargo, su pertenencia a la familia de las fabáceas o leguminosas es bien conocida por los que padecen alergia a los cacahuetes. Y así aparece en todas las regulaciones: no es lo mismo que el organismo no tolere los frutos secos que los cacahuetes. Arachis hypogaea, su nombre científico, aparece reflejado en el reglamento 1169/2011 de la Unión Europea, encargado de regular la información que los establecimientos hosteleros están obligados a proporcionar ante las consultas de un cliente sobre alérgenos, como un fruto de vaina y no uno de cáscara. Es decir, que los cacahuetes tienen una categoría oficial distinta a las avellanas, todo tipo de nueces, almendras o pistachos.
A esta familia de alimentos que se cuelan, sin serlo, en el imaginario colectivo de los frutos secos se unen los siguientes: los quicos, que son maíz tostado; las pasas, que son uvas deshidratadas; los garbanzos, que son otra legumbre; las castañas, con una composición nutricional más típica de los cereales; o esos palos naranjas y extraños que aparecen en los surtidos, que son un producto derivado del cereal que luego es pasado por aceite de girasol, azúcar, sémolas de maíz, mucha sal y potenciadores de sabor.
Propiedades del cacahuete
El alimento preferido para acompañar muchos aperitivos es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomendable para una dieta saludable: sacia rápido gracias a que cuenta con un 20% de hidratos complejos y tiene un alto contenido en fibra. Las propiedades nutricionales del cacahuete lo hacen rico en proteínas vegetales, con un 30% aproximadamente, así como fósforo, ácido fólico y potasio. Y también aporta vitaminas tipo E y B, fundamentales para el bienestar del cerebro, la piel, la visión y la calidad de la sangre.
Por todo ello, son un magnífico aliado para minimizar el riesgo de sufrir patologías neurológicas, como el alzhéimer, mejoran la salud cardiovascular, previenen enfermedades inflamatorias, ayudan a controlar la tensión y refuerzan las defensas del sistema inmunitario.
Pero eso sí, su elevada cantidad de calorías puede complementar a ciertas dietas de adelgazamiento siempre que se consuman tostados o, mejor aún, crudos. La Federación Española de la Nutrición (FEN) destaca que esta capacidad de protección contra el sobrepeso se debe, además de lo anteriormente mencionado, a que casi el 50% de su grasa es monoinsaturada y el 29% poliinsaturada. Es decir, nada de comprarlos bañados en miel o en sal y tendrás lo mejor de una legumbre y lo mejor de un fruto seco.
