¿Cuáles son los principales beneficios de la miel?
La miel lleva usándose desde hace milenios como edulcorante natural, de hecho, hay pinturas rupestres que ya documentan su uso hacia el 6.000 a.C. Sirve como endulzante, potencia el sabor de los alimentos y tiene propiedades benéficas para la salud.
Existen más de 320 variedades dependiendo del insecto que la fábrica (abeja, avispa u hormiga melífera) y de la materia prima usada por estos, ya sea néctar de flores (eucalipto, castaño, romero, brezo, azahar, tilo…) o rocío de miel, una secreción dulce procedente de insectos chupadores de savia que se encuentran en los bosques de pinos, abetos, encinas y alcornoques.
Sus beneficios para la salud se basan en su composición, ya que está formada por nutrientes tan básicos como las vitaminas B y C, la niacina, el ácido fólico y minerales como hierro y zinc. Además contiene hidratos de carbono y glucosa, indispensables para obtener energía y para mantener el glicógeno de la musculatura.
Usos y aplicaciones de la miel
Está comprobado que la miel es la alternativa más saludable a los edulcorantes, ya sean artificiales o azúcar, ya que es mucho más dulce que estos y, por tanto, con menos cantidad se puede obtener el mismo efecto. Además, protege nuestra dentadura, pues contribuye a combatir inflamaciones e infecciones de encías y no produce caries.
La miel es el ingrediente perfecto para los cosméticos, por ejemplo, las leches limpiadoras o hidratantes para la piel, gracias a sus cualidades astringentes y suavizantes.
La miel tiene también un conocido uso culinario pues, aunque principalmente la utilizamos en pastelería, también la podemos incluir en recetas de guisos, carnes, pescados, ensaladas o como acompañamiento de postres, quesos, frutas, yogures etc.
También es muy usada desde la antigüedad por sus propiedades terapéuticas, tanto aplicada sobre la piel como consumida.
Las propiedades de la miel
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Poder antibacteriano y antiséptico
La miel tiene propiedades antibacterianas gracias a su contenido en peróxido de hidrógeno, flavonoides y ácidos fenólicos. Evita infecciones al aplicarse en heridas y resulta beneficiosa para quemaduras de sol y manchas en la cara. Con la miel también podemos tratar el acné y utilizarla como exfoliante para la piel.
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Fuente de proteínas
Rica en enzimas y aminoácidos, las proteínas son muy importantes para el crecimiento y son indispensables para la formación o reparación de los músculos, huesos u otros tejidos.
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Hidratante y antienvejecimiento
La miel contiene antioxidantes que combaten el envejecimiento celular, además de tener propiedades suavizantes para la piel. Puede utilizarse como hidratante del cabello y cuero cabelludo o del rostro o tomarse como complemento alimenticio, como este de Naturhouse, que ayuda a acelerar el proceso de regeneración celular y a proteger frente al envejecimiento cutáneo.
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Favorece la digestión
Si mezclamos miel con zumo de limón o canela favorecemos la actividad del sistema digestivo, ayudando a prevenir indigestiones estomacales, estreñimiento o sensación de pesadez después de una comida copiosa.
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Remedio para la tos y el dolor de garganta
Cuando se combina con zumo de lima o limón, alivia el dolor de garganta ya que posee propiedades antibacterianas. Del mismo modo, la miel es un remedio natural para la tos, aunque no se recomienda su aplicación en niños menores de un año.
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Actividad antiinflamatoria
La miel puede usarse como antiinflamatorio, ya que se le atribuye la propiedad de reducir hinchazones musculares.
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Revitalizante natural
La miel alivia la debilidad o el cansancio excesivo. Proporciona energía un chute que se puede comparar con el de la cafeína pero de más larga duración y, sin embargo, no afecta a nuestro ciclo de sueño. De hecho actúa como relajante, aliviando el estrés.
Con todos estos beneficios que nos aporta la miel, ¡a qué esperas para empezar a incluir la miel en tus rutinas!