10 hábitos saludables en los adolescentes
Es una etapa llena de cambios, complicada tanto para el que la pasa como para los que le rodean. También es el momento en el que se establecen muchos de los hábitos que nos marcarán como adultos. Te damos algunas claves para incorporar la salud y el bienestar a tu vida desde la adolescencia:
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Come sano y en cantidades adecuadas
Durante la adolescencia tanto el cuerpo como el cerebro están en pleno desarrollo y necesitan combustible. Saltarse comidas, realizar dietas sin supervisión médica o abusar de alimentos procesados y azúcares (bollería, snacks, refrescos, fast food y otros tipos de comida preparada) ponen obstáculos a este correcto desarrollo.
Además, esta etapa es clave para acostumbrar al paladar a diferentes sabores y texturas y asegurarnos así que podremos llevar una dieta variada en adelante.
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Mantente activo
Este es el momento de establecer nuestras aficiones y costumbres propias, esas que nos van a acompañar el resto de nuestra vida, por eso es el momento también de coger el hábito de tener una vida activa. Descubre deportes que te gusten y anima a tus amigos a practicarlos o apúntate algún club, coge la costumbre de caminar en lugar de ir autobús o metro y de subir escaleras en lugar del ascensor.
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Disfruta de tus amigos y familia en persona
Aunque pueda parecer lo mismo, las relaciones personales no funcionan de la misma manera online que en vivo, ni nosotros tampoco. Compartir espacio y contacto físico, especialmente si es al aire libre, con nuestros allegados nos ayuda a relajarnos, a establecer vínculos emocionales más fuertes y a desarrollar nuestras habilidades sociales.
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Establece rutinas
Algunos adolescentes, al pasar de la continua supervisión de sus padres en la niñez a una mayor libertad en la adolescencia en cuanto a la disposición de su tiempo y sus horarios, acaban abrumados por unos hábitos caóticos, especialmente en periodos de vacaciones en los que no tienen ninguna obligación. Dormir de día, acostarse al amanecer y comer cada día a una hora distinta pone a tu organismo patas arriba y tu salud, tanto física como mental, se ponen en riesgo. Tu cuerpo y tu mente necesitan unas rutinas para funcionar adecuadamente, es el momento de elegir las tuyas.
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Duerme ocho horas al día
A esta edad los niveles de energía que manejamos nos permiten pasar una noche en vela como si nada pero nuestro cerebro, que se encuentra aún en desarrollo, necesita descanso para poder limpiarse de las toxinas que se acumulan durante el día. Además, durante la noche se fijan los aprendizajes que ha hecho durante el día y se consolidan los recuerdos. Descansa adecuadamente al menos ocho horas al día para mantener sano a tu cerebro.
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Desconecta del internet en momentos clave
Ya habrás oído hasta la saciedad lo perjudiciales que son las redes sociales para tu salud mental. Probablemente ya lo hayas experimentado y, aún así, despegarse del teléfono o el ordenador resulta muy difícil. Así que, en lugar de aconsejarte que lo uses menos, te recomendamos que establezcas “espacios libres de internet”. Hazlo durante las comidas, cuando estés compartiendo actividades en el exterior y, especialmente, al menos una hora antes de irte a dormir. Te ayudará a relajarte y liberar tu mente de la red.
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Práctica alguna forma de relajación
Ya sea la meditación, el yoga o la respiración diafragmática, aprender a desconectar del estrés que te rodea, conectar con tu interior y escuchar a tu cuerpo te será muy útil tanto para este periodo de tu vida como para el futuro. La adolescencia trae consigo muchos cambios (hormonales, sociales,...) que te hacen especialmente vulnerable a situaciones de estrés y ansiedad. Un aprendizaje de autocontrol emocional es una herramienta valiosísima en este momento.
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Exponte al sol al menos una vez al día
Es tentador quedarse todo el día en tu cuarto frente al ordenador, ahí parece que lo tienes todo, pero falta algo… ¡vitamina D! Hay muy pocos alimentos que contengan esta vitamina que es esencial para la vida, sin embargo, unos minutos al sol cada día pueden proporcionarnos la cantidad de vitamina D que necesitamos. Sal a la calle cada día, busca algún recado que hacer para dar un paseo y organiza actividades al aire libre con tus amigos, cualquier excusa es buena para aprovechar un rato de sol.
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Bebe al menos dos litros de agua al día
A medida que envejecemos vamos perdiendo la sensación de sed y cada vez nos cuesta más beber agua. Introduce esta práctica tan saludable en tu adolescencia para que no se te haga tan duro en la madurez. Una buena hidratación es fundamental para nuestra salud y nuestro bienestar.
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Evita el alcohol, los estimulantes y el tabaco
El cerebro adolescente no está completamente formado aún. Hasta los 25 años las conexiones con nuestro córtex prefrontal no estarán acabadas. Esta parte del cerebro es la que regula los comportamientos cognitivamente complejos, la expresión de la personalidad, los procesos de toma de decisiones y la adecuación del comportamiento social. Por eso jugar con nuestro sistema nervioso a esta edad puede ser especialmente peligroso y tener consecuencias a largo plazo.
Las drogas, tanto las estimulantes (cocaína, éxtasis, etc) como las depresoras (marihuana, hachís, etc.), como el alcohol y el café en exceso interfieren en los procesos de regulación de nuestro cerebro y alteran su desarrollo.
Por su parte, diversos estudios apuntan a que el tabaco es una de las drogas más adictivas, solo superada por la heroína. Los efectos del tabaco a largo plazo son devastadores para todos nuestros órganos y provoca más de ocho millones de muertes cada año en el mundo. Evita comenzar con un hábito tan nocivo que luego te costará muchísimo dejar.