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¿Qué es la zona de confort?

¿Qué es la zona de confort?

En la zona de confort utilizamos conductas de evitación del miedo en nuestra vida diaria. Descubre qué es la zona de confort en nuestro artículo.

Nos hemos acostumbrado a escuchar aquello de “sal de tu zona de confort” como frase motivacional, como invitación a experiencias nuevas, pero ¿dónde está esa zona de confort? 

Lo cierto es que la zona de confort no es un lugar peligroso. Al contrario, se trata de un término usado en psicología para designar un estado emocional en el que no hay ansiedad o incertidumbre. Se explica como ese momento en el que no estamos esperando a que ocurra algo o intentando alcanzar algún logro, sino que simplemente vivimos nuestra rutina sin percibir riesgos.

Por extensión, también llamamos zona de confort a las situaciones, comportamientos o lugares mentales que conocemos bien y que nos remiten a este sentimiento de seguridad, de certeza. Nuestro barrio, donde ya sabemos a quién nos vamos a encontrar al cruzar cada esquina; las tareas rutinarias que hacemos cada día en el trabajo y que hemos aprendido de memoria; la costumbre de ir todos los domingos al mismo restaurante que sabemos que nos gusta; el típico peinado que siempre nos hacemos sin pensar porque sabemos que nos sienta bien. Todos estos escenarios son nuestra zona de confort.

¿Por qué entonces deberíamos abandonar un lugar en el que nos sentimos tan a gusto? 

El problema es que acostumbrarnos a zona gris de emociones tiene dos desventajas fundamentales: que el miedo a hacer un cambio en nuestra vida se haga cada vez mayor haciendo que nos paralicemos y perdamos posibilidades de evolucionar y que entremos en un estado de apatía, y hasta depresión, por la falta de retos y estímulos.

Salir de nuestra zona de confort supone proponernos metas nuevas, poner a prueba nuestras capacidades y nuestros límites. Implica superar el miedo a lo desconocido y al fracaso para buscar la mejor versión de nosotros mismos. 

Puede llegar a ser un ejercicio muy complicado para personas con inseguridades, pero hay técnicas para llegar a lograrlo:

  1. Toma conciencia de cuáles son tus barreras: a menudo nos ponemos excusas a nosotros mismos para no cambiar situaciones que no nos gustan o para no atrevernos a probar cosas nuevas. Nos autoengañamos diciéndonos que podría ser peor, que fulanito lo intentó y le fue mal o que nosotros no estamos preparados para ello. Busca esas cosas que realmente querrías cambiar y ponles nombre, lo primero es reconocerlas.

  1. Olvida los miedos del pasado: a veces transportamos maletas pesadísimas sobre nuestras espaldas que nos impiden avanzar hacia donde queremos ir. Esas maletas son experiencias negativas que hemos vivido en el pasado y que tenemos miedo que se repitan. Piensa que el tiempo te convierte en una persona más preparada para afrontar esas mismas situaciones y acuérdate de todo lo que sí has conseguido hasta ahora. Enfócate en lo alcanzado en lugar de en lo perdido.

  1. Acepta la pérdida de control: al salir de nuestra zona de confort empezaremos a encontrarnos con situaciones que no esperábamos y aspectos que no podemos controlar. Es normal y no tiene por qué ser malo. Hacer las cosas de forma diferente da lugar a resultados diferentes. Además, solo puedes responsabilizarte de aquello que puedes manejar, no seas duro contigo mismo.

  1. Quítale hierro a los errores: puede que te aventures a algo y que falles pero al menos lo intentaste y, además, aprenderás de la experiencia, con lo que saldrás reforzado. Muchas veces conceptos como el ridículo o el fracaso solo están en tu cabeza.

  1. Empieza con una pequeña acción: antes de lanzarte a una gran empresa de cambio, ponte objetivos más cercanos para ir haciéndote a esta nueva perspectiva. Por ejemplo, si tu objetivo es dejar de ser tan complaciente, empieza por decir que no a un amigo cercano cuando te invite a un plan que no te apetece. Practica tu asertividad en un entorno más controlado y, a medida que te vayas sintiendo más cómoda, amplíalo hasta llegar a tu objetivo (que podría ser plantarle cara a tu jefe en el caso anterior).

No te compares con otros, la dificultad de salir de nuestra zona de confort varía mucho de una persona a otra y depende de muchos factores, pero ten claro que es algo que todos podemos hacer. Quizás necesites el apoyo de una persona, un amigo o un familiar con el que puedas expresar tus miedos e inseguridades, o un terapeuta profesional que te guíe en este camino de autodescubrimiento y superación.

Como decía el pensador Søren Kierkegaard: “Atreverse es perder los pies momentáneamente. No atreverse es perderse a uno mismo”.