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Alimentos congelados y sus mitos

Alimentos congelados y sus mitos

El proceso de congelación como conservante nació en los pueblos esquimales de Groenlandia o Alaska cuando, después de capturar un pez, lo colocaban entre bloques de hielo. Esta forma natural de conservar un alimento durante mucho tiempo manteniendo sus propiedades sigue siendo la más habitual en nuestros días, solo que, lógicamente, con la ayuda de una nueva tecnología.


Los congelados han sido sujeto de mucha especulación, muchas veces por confusión o desconocimiento. Te proponemos a continuación un juego para descubrir cuánto sabes sobre ellos. ¿Cuáles de estas afirmaciones son ciertas y cuáles son mitos?


  • Son tan nutritivos como los productos frescos. CIERTO.

Los alimentos congelados tienen peor fama nutricional que los frescos y, sin embargo, la clave de su valor nutricional no está en este proceso sino en las condiciones en las que se encuentran cuando se consumen. La materia prima de los congelados industriales entra en este proceso en su mejor momento: en el caso de la fruta o la verdura en su pico de madurez y en el caso de pescados o carnes, inmediatamente después de la captura o el despiece. La congelación es capaz de mantener inalterables las vitaminas, macronutrientes y demás componentes beneficiosos de los alimentos. Por el contrario, los productos frescos, pueden pasar en el frigorífico o la despensa varios días hasta que los consumes, y a medida que pasan estos días, van perdiendo valor nutricional. Por otra parte, las frutas y verduras que tienen que ser transportadas a grandes distancias y que no se congelan, tienen que recolectarse antes de alcanzar su punto óptimo de madurez para que no se echen perder por el camino, con lo que te llegarán con peor perfil nutricional que si las congelan.


  • Contienen conservantes y productos químicos. FALSO.

Los procesos de congelación industriales no implican añadir ningún tipo de producto químico o conservante al alimento, lo único que implica es que la congelación se hace de forma más rápida y efectiva. Sin embargo, ten en cuenta de que estamos hablando de “alimentos” congelados y no de “productos” congelados. Si compras congelados en el supermercado fíjate bien en que el único ingrediente que aparezca en la etiqueta sea el alimento al natural y que no se trate de un producto preparado y procesado porque, en ese caso, sí que es muy probable que contenga productos nocivos para la salud.


  • No son tan sabrosos. CIERTO.

Por desgracia no todas las texturas y sabores de alimentos aguantan la congelación igual de bien. Cuando un alimento se congela, lo que ocurre es que el agua que contiene el alimento se convierte en cristal. La congelación industrial es tan rápida que estos cristales se quedan muy pequeñitos pero la que haces en casa, con mucha menos potencia, crea cristales más grandes. Estos cristales son los que cambian la textura y el sabor de los alimentos, ya que cuando se descongelan y vuelven a convertirse en agua, si son muy grandes, deja al alimento con ese aspecto un poco pocho.


  • Pueden durar para siempre. FALSO.

Depende del tipo de congelador, la manera en la que hemos guardado el alimento y el tamaño de las piezas, pero en líneas generales te aconsejamos no guardar la carne más de 6 o 12 meses, el pescado blanco no más de seis meses, el azul no más de tres meses, el marisco y las verduras no más de un año y las sobras de guisos o estofados entre cuatro y cincos meses.


  • Son más ecológicos. CIERTO. 

Podría parecer lo contrario porque, por regla general, los productos sin procesar suelen ser más ecológicos que los que han pasado por alguna transformación, pero no es el caso de la congelación. Hay varios motivos para ello. Por una parte, el género fresco usa más frecuentemente el transporte aéreo, que es el medio más contaminante, porque necesita llegar antes a su destino. Por otra, reduce el desperdicio porque con los congelados comes solo lo que necesitas, cuando lo necesitas. Así ni sobra, ni echas a perder nada y reduces el contenido de tu bolsa de basura.


  • Si descongelas un alimento no puedes volver a congelarlo después. NI FALSO NI CIERTO.

Te explicamos: en líneas generales no deberíamos volver a congelar algo que ya ha sido descongelado porque nos arriesgamos a que esta ruptura de la cadena de frío eche a perder los alimentos. Sin embargo, si no ha pasado mucho tiempo desde que lo sacamos del congelador y el alimento en cuestión aún contiene cristales de hielo o ha mantenido su temperatura por debajo de los 4 grados, aún podemos volver a congelarlo. Para que te hagas una idea, si sufres un apagón en tu casa tu congelador es capaz de mantener esa temperatura durante 48 horas si lo tenías lleno o 24 horas si estaba a media carga. En cualquier caso, las verduras, vegetales, pan y productos de bollería sin cremas, son más seguros para volver a congelarse.


Cuéntanos cómo te ha ido el test, ¿has aprendido algo sobre los congelados o te hemos dejado frío?