Alimentos nocivos para la salud. ¿Existen?
La alimentación es clave para prevenir enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, la obesidad y la enfermedad cardiovascular. Muchos de estas enfermedades se pueden prevenir fácilmente y están causados por los siguientes factores de riesgo:
- Tensión arterial alta.
- Colesterol alto.
- Obesidad y escasa actividad física.
Afortunadamente podemos prevenirlas adquiriendo hábitos de vida saludable y evitando ciertos alimentos nocivos para la salud. En este post os vamos a informar de los alimentos que pueden llegar a ser nocivos para nuestra salud y cómo moderar su consumo de forma responsable:
Alimentos ricos en grasas saturadas
La mayoría son de origen animal como por ejemplo la leche y sus derivados, la mantequilla, carne de vaca, carne de cerdo, manteca de cerdo, embutidos y bollería industrial.
No solo aumentan el colesterol LDL o “colesterol malo”, sino que también aumentan el riesgo de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular. Estas grasas deberían de constituir menos del 10% de la ingesta calórica total diaria.
Las grasas “trans” que se forman en el procesado industrial de alimentos como por ejemplo la margarina, son todavía más perjudiciales porque no solo aumentan el colesterol LDL sino que además disminuyen el HDL o también llamado “colesterol bueno”.
Esto no quiere decir que debamos eliminar estos alimentos definitivamente de nuestra dieta porque por ejemplo la carne de pollo o la yema de huevo solamente contienen un 30% de grasa saturada frente a un 60% que contiene la leche entera. En el caso de los lácteos sería mejor consumirlos parcial o totalmente desnatados. La grasa es necesaria para la formación del colesterol que a su vez es imprescindible para la síntesis de nuestras hormonas sexuales y la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E, K), pero debemos consumir más aceite de oliva y pescados ricos en Omega 3 que ayudan a reducir el colesterol, evitemos las frituras e incrementemos el consumo de carne magra como la pechuga de pollo o pavo.
Alimentos ricos en azúcares simples
Los carbohidratos deben representar más o menos el 55% del aporte calórico total diario de nuestra dieta, pero no todos los carbohidratos son iguales, diferenciemos los complejos de los simples. Los primeros son ricos en fibra, vitaminas y minerales esenciales, como por ejemplo los cereales de granos enteros, pero los carbohidratos simples como por ejemplo los azúcares refinados tienen muy bajo valor nutricional y deberían representar menos del 10% del aporte calórico total de nuestra dieta, reduciéndose incluso a cero en el caso de padecer enfermedades metabólicas como la diabetes.
Estos azúcares se encuentran en zumos, néctares de frutas, gominolas, cereales altamente refinados como la harina blanca, el arroz blanco o la bollería industrial. Estos son los alimentos que nos aportan las llamadas “calorías vacías” y se les llama así porque son altamente energéticos pero nos aportan pocos o ningún nutriente. El mejor ejemplo es el alcohol, uno de los principales causantes de la cirrosis hepática.
El azúcar puede ser un alimento dañino para la salud y más si se consume en exceso, puede generar obesidad, enfermedad cardiovascular, Diabetes mellitus tipo II, puede generar adicción y en el caso de los niños, alterar su concentración y producir caries. Su consumo excesivo supone un gran riesgo para nuestra salud.
Alimentos ricos en sal
No solamente nos referimos a la sal común o sal de mesa sino a todos los alimentos procesados que nos aportan gran cantidad de sal. La sal es la principal causante del aumento de la presión arterial siendo uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.
La sal puede estar camuflada en alimentos como el jamón, quesos muy curados, mantequillas, margarinas e incluso postres dulces a los cuales sus fabricantes le añaden sal para su conservación, y por supuesto las latas de conservas que también contienen sal.
Nuestro consejo como profesionales de la nutrición es disminuir todos estos alimentos dañinos o nocivos al máximo, aumentar nuestra actividad física y el consumo de aceite de oliva para intentar reducir estas enfermedades crónicas tan características de nuestro siglo.